martes, 19 de abril de 2016

La manta sin aparecer.


Ilógico no escribiros,
no podía esperar más,
tenía que dedicaros algunas 
de estas colecciones de palabras.

No penséis que no os escribo
por olvido,
o que ya desaparecisteis  en mi
como las cenizas de un último cigarro.

Porque sois pensamiento 
todos mis días,
la gota de agua de mi cristal
en el coche cuando viajo a recordaros,
mis trampas a los juegos de mesa,
el cincuenta por ciento de la
alianza en mi mano izquierda.

No es casualidad llevaros 
en mi mano izquierda,
en el dedo de comprometida,
porque gracias a vosotros
me comprometí a la vida,
existo,
os debo,
os adoro,
y os recuerdo.

Que el diablo le ponga precio
a mi alma, 
porque la vendería
por tan sólo miraros,
por sentiros,
o por rozaros una vez más.

Ahora todo huele a humedad,
las vacaciones no son iguales,
los ataques de risa no se reproducen en ti,
la casa ha cambiado,
ya no nos recuerda,
y yo no desisto en las ganas
de volveros a tener.

Sois mi recuerdo más eterno
y jamás desapareceréis en mi,
porque abuelo, 
eras y eres el rey de mi casa,
porque abuela,
eras y eres la risa más bonita 
que viva en mi jamás.

Gracias a vosotros la vida,
mi vida, 
gracias a vuestro existir.

Jamás desapareceréis,
mientras perdure vuestro
recuerdo en mi.


Entre palabras cortadas...

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