lunes, 18 de enero de 2016

KM 0


Empezar de cero,
empezar por el primero de los números cardinales,
llevar inconscientemente un orden,
una vida ordenada y ejemplar.

Me niego,

me gusta lo desordenado,
adoro la velocidad con la que las aspas del ventilador te despeinan,
enloquecería si todos tuviéramos la rebeldía
caracterizadora de Eva incitando a Adán a comer de la manzana.

Me encanta jugar a observar el pentagrama

y tocar cada una de las notas al azar
mientras ellas simulen las sílabas de tu nombre e imaginar,
idealizarte e imaginarte con tu cuerpo
desnudo con tan sólo un rayo de luz que
penetrara en tu piel,
un rayo de luz que fuera capaz de captar el
color de tu piel,
el dibujo fino de tus labios,
tu aroma singular,
tu figura natural,
la sonoridad de tu voz
y tus pupilas clavadas en mi retina.

Ojalá el rayo una fotografía y mis ojos la cámara que la retuviera como memoria fotográfica.


Ojalá empezar por el km 0,

tu boca.

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